Que no te engañen, votar al Partido Popular o a VOX es tan respetable y democrático como no hacerlo.
Eres una buena persona y te callas. Luego, te sientes mal y te dices que es la última vez. Pero, vuelve a suceder. Una y otra vez, te justificas: no vale la pena, dices. Sabes que lo que dicen no es cierto, no tienen razón. Y que no son mejores. A pesar de todo, tragas una y otra vez. Y se te revuelve el estómago. Hasta cuándo durará esta situación, te preguntas.
Imagina, amigo lector, que, un día cualquiera, se te ocurre la osadía de criticar en público al presidente del gobierno, pedir la dimisión de Irene Montero o decir que votarás a PP o VOX. En un país adulto, esos comentarios no ofenderían a nadie y, como mucho, darían pie a un intercambio de opiniones políticas coincidentes o no con la expuesta. Sin embargo, hoy, en España, es muy probable que alguien te llamara fascista o facha.
Desconozco cuál sería tu reacción. Muchas personas, de buena fe, lo hacen como he descrito al inicio de este artículo. No es mi caso y te diré por qué.
Que no te engañen, que no eres facha si criticas a Sánchez, a su gobierno, sus políticas o sus alianzas.
La descalificación es una de las armas mas eficaces para ridiculizar, humillar y destruir al rival. Es un recurso que siempre han utilizado los partidos políticos. En la Segunda República las izquierdas descalificaban a las derechas con términos como cavernícola, reaccionario, cochino burgués, señorito de cabaret o fascista, mientras que las derechas hacían lo propio llamando zánganos, parásitos o semi señoritos a sus oponentes.
Lamentablemente, el discurso político ha evolucionado poco con el paso del tiempo. De hecho, no resulta exagerado afirmar que ha empeorado. Por dos razones. Primera, porque, en la actualidad, hay un sesgo a la izquierda de manera que Fascista es una injuria mientras que Socialista es sinónimo de demócrata, olvidando a Adolf Hitler y que Nazi es abreviatura de 'nacionalsocialista'. Segunda, porque la descalificación no se circunscribe al ámbito parlamentario y partidista sino que se ha exportado a la ciudadanía, dividiéndola en bandos: progres y fachas, buenos y malos. Y, ante ello, me rebelo.
Que no te engañen, que no eres facha si criticas a Sánchez, a su gobierno, sus políticas o sus alianzas.
Que no te engañen, que no hay corruptos buenos y malos.
Que no te engañen, que no hay insultos ni escraches buenos y malos.
Que no te engañen, que decir la verdad jamás es violencia. Ni política, ni machista, ni loquetedelagana.
Que no te engañen, quienes odian a España, quienes quieren destruirla no son demócratas.
Que no te engañen, votar al Partido Popular o a VOX es tan respetable y democrático como no hacerlo.
Que no te engañen, si alguien no respeta tu opinión, tu libertad, no es un demócrata. Es un tirano.
José Simón Gracia
@mehuelea