[Son] malas: aquellas personas con un encanto superficial, egocéntricas, con una menor reacción afectiva, un razonamiento insuficiente, que no aprenden de la experiencia, no pueden amar, son mentirosas patológicas y unas personas fantasiosas que se inventan historias;En la campaña electoral previa a las elecciones generales del 10 de noviembre de 2019, aprovechando su encanto superficial y su falta de escrúpulos, el narcisista Pedro Sánchez Castejón contaba bonitas historias, como las cuatro que les recuerdo -con las que difícilmente se podía estar en desacuerdo-, para engatusar y obtener la confianza de los ciudadanos en forma de voto.
La primera. Pedro Sánchez aseguró que jamás formaría gobierno de coalición con Podemos, porque no podría dormir. Recuerden la entrevista en 'La Sexta' en la que afirmó que él no dormiría tranquilo con Podemos en un gobierno. No podría dormir como el 95% de los españoles, afirmaba. La realidad: el insomnio de Peligro Sánchez Castejón duró menos de 24 h, tiempo que le costó anunciar el gobierno de coalición en el que Pablo Iglesias y Yolanda Díaz serían nombrados vicepresidentes e Irene Montero, Ione Belarra y Alberto Garzón, Ministros de Igualdad, Asuntos Sociales y Agenda 2030, y Consumo, respectivamente.
Ahora viene lo peor: quemar Madrid, resucitar a Franco, el borrado de la desastrosa ley del Sólo sí es sí
La segunda. Pedro Sánchez en una entrevista en Navarra TV: «Perdone, pero si le estoy diciendo que con Bildu no vamos a pactar, si quieres lo digo 5 veces o 20 durante la entrevista, con Bildu, no vamos a pactar. Con Bildu, se lo repito, no vamos a pactar. Si quiere, se lo repito otra vez. La verdad es que, con su permiso, se pactaron los presupuestos del Gobierno autónomo de Navarra y otros asuntos no menores como el traslado de presos etarras a cárceles vascas.
La tercera. Pedro Sánchez afirmó contundente: "clarísimamente, ha habido un delito de rebelión en España". Además de "yo no voy a permitir que la gobernabilidad de España descanse en partidos independentistas". La realidad es que el Gobierno de Pedro Sánchez ha derogado el delito de sedición, ha rebajado considerablemente las penas por malversación y que Esquerra Republicana de Catalunya ha sido socio preferente del Gobierno a lo largo de toda la legislatura.
el bombardeo propagandístico dirigido singularmente a pensionistas, funcionarios, beneficiarios del salario mínimo y demás agraciados con paguitas a modo de aspirinas que alivian pero nada curan no ha hecho más que empezar.
La cuarta. Cuando aspiraba a gobernar, Sánchez dijo a Risto Mejide en TV que «no tenía sentido que un político indultara a otro y sentía vergüenza de los indultos». La realidad es que, tras instalarse en la Moncloa indultó a los secesionistas golpistas y pretende hacer lo mismo con el expresidente del PSOE y de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán.
Antes que las campanadas anuncien la llegada del nuevo año, el trilero mayor del reino volverá a pedir prestado el voto para intentar timar de nuevo a inocentes, incautos, ingenuos, cándidos y bobos. Sin pudor. Sin remordimientos. Sin piedad. Porque él no es un vulgar trilero ni un tahúr del Misisipi. Él es el guapito de la banda, el rey del fraude que utiliza la mentira con maestría pues, en sus manos, se comporta como la energía, no desaparece sino que se transforma.
Estamos de hecho ya en campaña y el bombardeo propagandístico dirigido singularmente a pensionistas, funcionarios, beneficiarios del salario mínimo y demás agraciados con paguitas a modo de aspirinas que alivian pero nada curan no ha hecho más que empezar. Ahora viene lo peor: quemar Madrid, resucitar a Franco, el borrado de la desastrosa ley del Sólo sí es sí (Qué cony és el Sólo sí es sí?, diría el blanqueado Jordi Pujol, expresidente de la Generalidad de Cataluña), de los indultos, de la derogación del delito de sedición ... Y el momento de las nuevas promesas. Me atrevo a adelantar la estrella: Jamás autorizaré un referéndum de autodeterminación en Cataluña. Se lo puedo decir una, dos, ... mil veces. ¿Cuántas veces quiere que se lo repita?.
El psiquiatra estadounidense Harvey Cleckley, padre de la psicopatía, perfiló la definición de la maldad, desde un punto de vista clínico, en su libro “La Máscara de la Cordura”, publicado en 1941. En él define como malas: aquellas personas con un encanto superficial, egocéntricas, con una menor reacción afectiva, un razonamiento insuficiente, que no aprenden de la experiencia, no pueden amar, son mentirosas patológicas y unas personas fantasiosas que se inventan historias; inteligentes y manipuladoras que no tienen sentido de la culpa o remordimiento y que actúan bajo unos códigos éticos propios, diferentes de los del resto de la sociedad.
¿Reconocen a alguien?
José Simón Gracia
*** Entrada anterior 👉 En Ferraz, empieza a cundir el pánico.
Ahora leído con más calma. Efectivamente, pero haremos algo? O nos ganara otra vez el “ laisser faire,laisser passer”??
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