Pactar una ley de Amnistía significa borrar delitos a golpistas, terroristas y malversadores
Muchos lo sabíamos, otros lo intuían. A pesar de ello, a pesar de tener la certeza de que su persona era una estafa andante, el pueblo español regaló a Pedro Sánchez la posibilidad de continuar timando desde su cargo de presidente del Gobierno de España. Con una diferencia sustancial: mientras que plagiar una tesis doctoral resulta inocuo para la ciudadanía, asaltar las Instituciones que garantizan la división de poderes supone, además de un abuso de poder, un ataque frontal al estado de derecho, la demolición del sistema democrático.
Si en la pasada legislatura, Pedro Sánchez firmó un contrato indefinido a tiempo parcial con la democracia, en ésta que se va a iniciar el contrato ha pasado a ser indefinido a jornada completa con la Autocracia. Si en la pasada bailó con el autoritarismo, coqueteó con la autocracia y jugó con el populismo, en la que se apunta certificará la defunción del régimen del 78. Si en la anterior engañó a gran parte de los suyos, a la gente de buena fe, e incluso a muchos que se consideran a sí mismos inteligentes y racionales, en la próxima, Sánchez se dispone a finiquitar a sus socios de gobierno, plagiar su ideología e implantarla en España.
A partir de ahora, cuando nos refiramos a los socialistas y al PSOE, deberemos hablar de populistas, comunistas o chavistas.
Los acuerdos firmados el pasado 9 de noviembre, entre dirigentes del PSOE y Junts per Catalunya, van mucho más allá de un un pacto de investidura. Pactar una ley de Amnistía significa borrar delitos a golpistas, terroristas y malversadores; significa también liquidar la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley; significa balcanizar España con mini estados independientes e inviables. Pactar una condonación de 15.000 millones de la deuda pública catalana significa castigar a las restantes comunidades, especialmente a aquellas que se han esforzado en controlar su déficit. Pactar un referéndum de autodeterminación en Cataluña significa que la soberanía nacional no recae en todos los españoles. Pactar la cesión del 100% de los impuestos que se pagan en Cataluña significa un privilegio fiscal inaceptable e inconstitucional. Pactar el control político de la justicia significa dinamitar la división de poderes, pilar básico de la democracia.
Los acuerdos de la vergüenza son, en definitiva, la constatación de dos realidades: primera, que Pedro Sánchez apuesta definitivamente por implantar una democracia orgánica, es decir, la que le sale de sus órganos; segunda, que el sanchismo, el populismo comunista es la verdadera identidad del PSOE.
A partir de ahora, cuando nos refiramos a los socialistas y al PSOE, deberemos hablar de populistas, comunistas o chavistas.
José Simón Gracia
Has descrito perfectamente lo que va a ocurrir, si Dios no lo remedia.
ResponderEliminarAún conservo la esperanza, aunque muy tenue, de que este malvado no va a conseguir su ansiada investidura.
Protestas, escritos de personas y organismos influyentes y fundamentales no han hecho nada más que empezar.
Y, aunque nos cueste ahora mismo creerlo, todo suma.