No puede el terrorista exigir generosidad a sus víctimas; ni el violador a los violados; ni el extorsionador a los extorsionados; ni el golpista a los golpeados; ni el ladrón a los robados.
No sería la primera vez en la historia que un líder socialista liara la de Dios. Para sectarios, iletrados y desmemoriados, Adolf Hitler, el Führer de Alemania fue un apuesto dirigente socialista, elegido democráticamente por los alemanes, convencidos, seguramente, de que ellos eran los auténticos demócratas, progresistas, y no sé cuántas cosas más. Sin embargo, la triste realidad es que aquel intrépido socialista, experto en oratoria propagandística, ¿a quién me recuerda?, se manifestó como un terrible dictador, racista y antisemita, especializado en limpiezas étnicas en campos de concentración y exterminio. Cuando los socialistas alemanes fueron conscientes, ya era tarde. Habían encumbrado a un monstruo.
Casi un siglo más tarde, otro socialista, Pedro Sánchez Castejón, vuelve a demostrar que el socialismo es un cáncer para la democracia. Heredero político de Zapatero, Sánchez ha renegado de la corriente socialdemócrata europeísta que renunció a la revolución para reformar la sociedad, y ha apostado por implantar un régimen autocrático. Y, como entonces en Alemania, lo hace contando con el beneplácito de la militancia socialista además del de todas las tribus que tienen como objetivo mantener unos privilegios propios de la Edad Media.
Ya sé que los de la secta progre dirán que no es comparable y bla bla bla. Pero la triste realidad es que, igual que entonces fueron los ciudadanos alemanes quienes, con su voto, crearon el monstruo nazi, hoy los militantes y votantes socialistas están encumbrando a un dictador.
Llevamos años sufriendo la deriva autocrática de Sánchez. Una deriva que ya apuntaba maneras cuando procedió a blanquear a miembros de la banda terrorista ETA a los que llegó a calificar como ' hombres de paz'; cuando indultó a los golpistas catalanes; cuando eliminó el delito de sedición; cuando rebajó el de malversación para favorecer, una vez más -aunque no la última- a los golpistas, así como a sus colegas socialistas condenados por corrupción que siguen ' milagrosamente' sin pisar la cárcel; cuando colonizó las instituciones que deben garantizar la separación de poderes...
Y continúa. La penúltima de Sánchez es el pacto de Amnistía con los delincuentes golpistas y para beneficio de esos mismos delincuentes, con el apoyo de otros tantos enemigos declarados de España (independentistas vascos -incluido el PNV- y catalanes), que le garantice una nueva investidura como presidente del gobierno. Y como corresponde a un perfecto autócrata, con un cinismo insuperable, se ha permitido afirmar que el suyo es un acto de generosidad y responsabilidad pues "Cataluña está lista para el reencuentro total. Los representantes de más del 80% de los catalanes respaldan esta medida.Y por esas mismas razones, en el nombre de España, en el interés de España, en defensa de la convivencia entre españoles, defiendo hoy la amnistía en Cataluña por los hechos acaecidos en la década pasada". Solo le ha faltado decir que, quienes no acepten su decisión, son unos fascistas.
Pues no en mi nombre. Me rebelo contra quien apoye semejante ignominia. No puede el terrorista exigir generosidad a sus víctimas; ni el violador a los violados; ni el extorsionador a los extorsionados; ni el golpista a los golpeados; ni el ladrón a los robados. Ni el dictador, a los oprimidos. Ni Sánchez, a los españoles. ¿Son conscientes los votantes socialistas de que, con su apoyo, están dinamitando la democracia?
¿Exagero si afirmo que Pedro Sánchez es el primer antiespañol que preside el Gobierno de España?.
Pues sí. La comparación viene al pelo. Adolfo Hitler fue un nacional socialista que llevó a su nación y a toda Europas al sufrimiento y la ruina, así como al exterminio de judíos en los conocidos campos de concentración, fábricas de muerte planificada atroces e inhumanas.
ResponderEliminarHoy, como en los años 30, vemos el antisemitismo de una izquierda rabiosa y siempre dispuesta a seguir cualquier propuesta de odio y opuesta a la democracia liberal, algo que es consustancial de Israel, la única democracia de la zona y verdadero estado tapón para preservar a Europa -si se deja - de la barbarie del fanatismo musulmán.
El Gran Felón que nos lleva directo a un golpe de Estado al estilo bolivariano, quizás sea un día juzgado por lesa traición. De momento, se ha erigido en un personaje totalitario e insaciable en sus mentiras, cinismos y demás marrullerías - en la que es maestro - para seguir disfrutando del Falcon. La pregunta brota sola: ¿Le dejaremos los españoles?
La movilización social, los actos de protesta cívica, me animan a pensar que seremos capaces de evitar el desastre.
ResponderEliminar