Carlos Puigdemont ha logrado que sea el propio Presidente del Gobierno quien cuestione la instrucción del juez del Tribunal Supremo, Pablo Llarena.
Coincidiendo con el primer aniversario de la República Catalana de los 8 segundos (desconozco si ya figura como el récord Guinness de la repúblicas más efímeras), se ha presentado en Manresa 'La Crida Nacional per la República', la nueva plataforma -estilo ANC- diseñada por Carlos Puigdemont para revitalizar el golpe de Estado -todavía no resuelto- que tuvo lugar los días 6 y 7 de septiembre de 2017 en el Parlamento catalán con la aprobación de la ley de Transitoriedad Jurídica que derogaba el Estatuto de Autonomía y la Constitución en Cataluña.
El independentismo parece no atravesar su mejor momento. Se habla de terremoto, de heridas, de grietas insalvables entre unos y otros, entre PDECat y ERC, entre convergentes y Puigdemont, entre la puta y la Ramoneta (expresión equivalente a tirar la piedra y esconder la mano, a nadar y guardar la ropa o al seny y la rauxa). En mi modesta opinión, no existe tal división, en lo fundamental, y las discrepancias se circunscriben al reparto de poder municipal, auténtica piedra angular del independentismo. El proceso sigue vivo y esa es su principal virtud para los secesionistas, como recuerda la mediática Mónica Terribas.
Desgraciadamente, la única ruptura visible se ha producido entre quienes apoyaron la activación del artÌculo 155 de la ConstituciÛn, debido a la enfermiza ambición de poder de Pedro Sánchez, que le ha llevado pactar su estancia en el Palacio de la Moncloa con quienes apuestan por liquidar todo la obra creada desde la Transición (Podemos), con quienes exigen soberanía compartida (PNV) y con quienes apuestan directamente por la secesión (PDeCAT, ERC, Bildu).
cuánto tardará un ministro socialista, o alguien de la Ejecutiva, o Miquel Iceta, o el propio Pedro Sánchez Castejón en manifestar su convencimiento de que el juicio contra los golpistas es un juicio contra Cataluña, contra el pueblo catalán.
Carlos Puigdemont ha leído perfectamente la debilidad política de Sánchez. Sin ceder ni un ápice, sin dar un paso atrás, el ex presidente de la Generalidad ha logrado algo impensable en cualquier estado democrático: que sea el propio Presidente del Gobierno quien cuestione la instrucción del juez del Tribunal Supremo, Pablo Llarena, y que significados miembros de su gobierno pidan que los golpistas sean puestos en libertad.
En estas circunstancias, no puede sorprender a nadie el momento elegido para presentar en sociedad la nueva plataforma que dirigirá la ofensiva final del independentismo. A partir de este momento, Puigdemont se constituye en el único e indiscutible líder del mismo. Cuando el próximo diciembre la plataforma se constituya en partido polÌtico, veremos quién es el bonito de ERC, del PdeCAT o de las CUP que se atreve a atacar el grito de La Crida: Unitat, Llibertat, Independència.
Mientras tanto, quienes en Cataluña no participamos del sueño inde nos preguntamos cuánto tardará un ministro socialista, o alguien de la Ejecutiva, o Miquel Iceta, o el propio Pedro Sánchez Castejón en manifestar su convencimiento de que el juicio contra los golpistas es un juicio contra Cataluña, contra el pueblo catalán.
José Simón Gracia
@mehuelea
* Artículo publicado el 28/10/2018 en el Blog JSG LITTERAE
* Artículo publicado el 28/10/2018 en el Blog JSG LITTERAE